La hipotermia es una complicación frecuente y potencialmente letal en el paciente politraumatizado. En el entorno prehospitalario la hipotermia no es solo el resultado del frío ambiental: la pérdida de calor se acelera por la inmovilidad, la exposición, la ropa mojada y la hipovolemia. Cada grado que baja la temperatura central agrava la coagulopatía, reduce la respuesta a la reanimación y aumenta la mortalidad. Por eso, la prevención y el calentamiento precoz son intervenciones terapéuticas esenciales, no meras medidas de confort.
¿Por qué es importante?
Componente de la “tríada letal”: hipotermia + acidosis + coagulopatía. Intervenir sobre la hipotermia ayuda a frenar la progresión de la coagulopatía traumática y a mejorar la eficacia de cualquier maniobra hemostática o de reanimación.
Frecuencia: series y revisiones describen hipotermia en una proporción elevada de politraumas (hasta 2/3 en algunos registros), incluso en climas templados, porque el trauma por sí mismo favorece la pérdida de calor.
Evaluación rápida en escena.
Sospecha temprana: no esperes a que el paciente esté “frío al tacto”. Si hubo exposición, inmovilidad, sangrado significativo o ropa mojada, asume riesgo de hipotermia.
Medición: si el equipo lo permite, registra temperatura central o, en su defecto, temperatura axilar/timpánica como dato orientativo. Registrar la hora y la lectura.
Prioriza el control de hemorragias y la estabilización hemodinámica, pero hazlo paralelamente a las medidas anti-hipotermia (no esperar a acabar todo para después aislar).
Intervenciones imprescindibles en el primer minuto (mientras XABCDE).
Incorpora la prevención de hipotermia como parte del algoritmo de soporte: mientras controlas la X y aseguras ABC, el aislamiento térmico debe realizarse en paralelo. En la práctica: una mano controla la hemorragia; otra coordina aislamiento y mantiene cubierta al paciente. Esta simultaneidad salva tiempo y reduce el impacto de la triada letal.
Retira ropa mojada y sangre: la evaporación y el contacto con humedad aceleran la pérdida de calor.
Aísla del suelo: coloca una esterilla, lona, tabla rígida o cualquier aislante entre paciente y suelo. El contacto directo con el suelo frío es una fuente primaria de pérdida térmica.
Cubre cabeza y cuello: gran parte del calor corporal se pierde por la cabeza. Añade gorro o cubierta secas.
Aplicar aislamiento pasivo inmediato: manta aluminizada (isotérmica) por encima del paciente y, si se dispone, una manta o cobertor térmico adicional. Estas medidas reducen radiación y convección.
Señales de alarma.
Hipotermia severa (< 32 °C) o inestabilidad hemodinámica → alerta al hospital, traslado a centro con capacidades avanzadas.
Arritmias, progresión a coagulopatía o necesidad de transfusión masiva → coordinación inmediata con equipo receptor.
Evidencia y guías clave.
Joint Trauma System (JTS) — Clinical Practice Guideline: Hypothermia: Prevention and Treatment (2023). Incluye recomendaciones operativas basadas en TCCC y soporte en atención escalonada.
TCCC / Tactical Combat Casualty Care — HPMK (Hypothermia Prevention and Management Kit) y recomendaciones prácticas para prevención inmediata en combate/rescate.
Revisión clínica y recomendaciones en trauma — Perlman et al., revisión sobre manejo temprano y warming activo en control de daño. (revisión accesible en PubMed Central).
Revisión prehospitalaria sobre prevención y tratamiento de hipotermia en trauma, estudios y series que documentan prevalencia y efecto pronóstico.
PHTLS / NAEMT y ATLS — enseñan la necesidad de integrar control térmico en el manejo inicial del politraumatizado; se recomienda incorporar el aislamiento y calentamiento precoz.